Nuestros tiempos ya no son los de las revoluciones físicas, químicas o tecnológicas; la revolución que se espera es en el espíritu. En la mente humana se está operando un milagro: La toma de conciencia del daño que se le ha causado a la naturaleza y al propio ser humano. Ahora se comienza a realizar acciones para mitigar ese daño.
Desde la revolución monolítica, el descubrimiento del fuego, la creación de la agricultura, la ganadería, la esclavitud y las sociedades siguientes, el ser humano creó conocimientos y tecnologías, con el objeto de dominar a la naturaleza y someterla al servicio de los grupos de poder. Después del largo periodo de la feudalidad sobrevinieron las grandes revoluciones tecno-científicas de los siglos XVI y XVII, cuando aparecen las ciencias experimentales que generaron la revolución industrial del siglo XVII y acentuaron ese carácter negativo de la sociedad humana signada el saqueo, la rapiña, la extracción indiscriminada, la deforestación y la explotación del trabajo humano de los desposeídos y la guerra, siempre en beneficio de una élite dominante. Paralelamente al desarrollo de las ciencias, la filosofía reflexionó sobre la naturaleza del conocimiento científico y el impacto de su aplicación en la sociedad y en la propia naturaleza.
Hoy se está tomando profunda conciencia sobre la agresión que la ciencia y la tecnología están causando al medio ambiente y al hombre mismo. La filosofía reflexiona sobre la responsabilidad o la ética humana sobre las transformaciones negativas que propició el industrialismo.
Se sabe que se viene manipulado la conciencia colectiva en beneficio de la perpetuación de prácticas políticas depredadoras. Los conocimientos científicos son utilizados para fines militares en una estrategia de guerra para someter al mundo a un infame reparto, explotación y saqueo de sus recursos naturales, en especial, los hidrocarburos.
Es un hecho reciente que la reflexión filosófica sobre la ciencia se ocupe de la Química, como principal responsable de los grandes adelantos científicos (creación de medicamentos, nuevos materiales, plásticos, polímeros; millones de sustancias sintéticas, combustibles, fibras, refractarios, semi conductores, superconductores, energía nuclear, nanotecnología, etc.) al tiempo que generamos efectos negativos con el uso de materiales nucleares radioactivos, pesticidas, que están extinguiendo especies animales; armas biológicas, virus y bacterias mutantes y drogas perjudiciales que envenenan a nuestras juventudes; sustancias nocivas como el mercurio o el cianuro usados en la minería que causan estragos en el medio ambiente y generan enfermedades incurable y degenerativas en las poblaciones afectadas.
Por todo ello, con la finalidad de generar ciudadanía responsable, la educación o la enseñanza debe tomar en cuenta este doble carácter de la química, para hacer saber a la población estudiosa los riesgos de la industrialización irresponsable y las amenazas del progreso mal dirigido.
La ciencia ha sido encontrada en falta, ha cometido terribles desaciertos, ahora hace su “Mea culpa” y con la “Química Verde” pretende curar las heridas, recuperar lo que ha dañado; pretende frenar la destrucción y dar vuelta atrás el carro desbocado de la historia.
Una voluntad superior fundada en la ética le obliga a revisar su procedimiento, revertir sus errores, replantear su estrategia. Pero, hay una mafia internacional que detenta el poder político y militar de los grandes interesen económicos capitalistas, que no solo no están interesados en revertir las cosas, sino en perpetuar el capitalismo salvaje, la sociedad de la irresponsabilidad y la usura, y el chantaje nuclear o armado. Lo peor es que no hay poder humano que se le pueda enfrentar, porque manejan todo el sistema de comunicaciones, manipulan la conciencia de millones de ciudadanos en todo el mundo; han trastocado la verdad por la mentira y han hecho una caricatura de toda esperanza de justicia y libertad. A este malévolo fin ayudan muchas ideologías, religiones, posturas filosóficas y seudo-ciencias. Por eso se dice que la sociedad del gran capital, el súper consumismo, la ciencia depredadora y destructiva: el capitalismo salvaje, está demente y está arrastrando al hombre a su destrucción total.
¿Cuántos somos conscientes de esta realidad? ¿Cuántos estamos haciendo algo para revertirla?
Seguro que somos una minoría, pero quizá podamos escapar de la inminente destrucción de estas Sodoma y Gomorra bíblicas a las que el imperio depredador del Dólar ha reducido a la modernísima, globalizada y computarizada sociedad del ser autodenominado: hombre “dos veces sabio”.
Cusco, 8 de abril del 2012.
Julio Antonio Gutiérrez Samanez.
OBSEQUIA CERÁMICA CUSQUEÑA DE TIPO COLONIAL.
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Del artista Julio Gutiérrez Samanez (KUTIRY)
Calle Inca 357, Santiago, Cusco. Cel: 984 682709
Página Web: www.kutiry.com
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Auspician UNSAAC, Municipalidad del Cusco, Asociación KHIPU, Universidad Global, Colegio Químico del Cusco, Promperú.